martes, 20 de septiembre de 2011

DEPORTES EN EL RECUERDO

El siguiente artículo lo escribí cuando la Selección Nacional de fútbol quedó eliminada de la Copa América Argentina 2011 bochornosamente.

Un par de meses después -con la certeza de que un gran equipo como Uruguay se adjudicó el torneo, la Selección tiene nuevo cuerpo técnico y otros hechos vergonzosos como el fallido intento de ascender a River por decreto por parte de la AFA-, decidí reflotarlo porque creo que no ha perdido vigencia. Además, se trata de un tema que afecta no sólo al fútbol local sino también a nivel mundial.

¿No será hora tal vez de olvidarse un poquito del fútbol y prestarle más atención a otros deportes como el básquet, el rugby y el hockey?

En fin, acá va el texto.

De la Selección Nacional y una película de hace casi 40 años

Hace muchísimo tiempo que no veo un partido de fútbol entero. Ya perdí las ganas de mirar partidos del -cada vez más lastimoso- fútbol local. No veo fútbol de otras latitudes. Ni siquiera dediqué ni un minuto a ver algún partido del último Mundial Sudáfrica 2010.

Desde hace ya un par de años vengo pensando que el estado del fútbol mundial refleja patentemente lo que ocurre a un nivel más global con nuestras vidas y las relaciones de los ciudadanos entre sí, con sus gobernantes, con los medios de comunicación y con los grandes agentes corporativos.

La película Network (1976), dirigida por el recientemente fallecido Sidney Lumet, es un film muy subestimado; casi olvidado, diría. Muchos críticos -no todos, obviamente- la consideran una película densa, casi del montón de las tantas que dirigió Lumet durante su prodigiosa carrrera. Sin embargo, es una de mis películas favoritas, de una contundencia y crudeza envidiables, que, tal como su personaje principal, apunta a mover cada nervio del espectador.

En una de las escenas de dicho film, que por cierto yo considero una de las escenas más gloriosas del cine de Hollywood de los '70, aparece un curioso personaje, Mr. Jensen, interpretado por el legendario Ned Beatty. De aspecto aniñado y casi adorable, este personaje, un mega-empresario-liberal-dios-del-capitalismo se despacha en escasos 3 minutos con un discurso que explica como una certera trompada en medio de la nariz cómo debe entenderse el mundo de hoy en día -repito el año de la película: 1976. La escena se puede ver acá.

Aunque a primera vista los temas no parecen estar relacionados, creo que si uno se detiene un momento y analiza la escena en conjunto con lo que viene ocurriendo en ejemplos como el del fútbol, las asociaciones comienzan a surgir, casi mágicamente.

¿Cuánto vale Messi? ¿100 millones de Euros? ¿150? ¿1.000 millones? No importa. Lo importante es: ¿de dónde surge dicho valor? ¿De qué cálculo? ¿Qué variables entran en la ecuación?

Tal como Mr. Jensen le dice a Mr. Beale que hoy ya no hay naciones, hoy puedo decir que la Selección Nacional de Fútbol como tal ya no existe. Muy a nuestro pesar, lo único que existe es un gran conglomerado de corporaciones que han acaparado lo que en algún momento se denominó Selección Argentina. El símbolo celeste y blanco dentro de un campo de juego ha quedado sólo como una reliquia de épocas pasadas -llámese Mexico '86, Argentina '78, etc.-, siendo reemplazado por el siempre tan evidente y a la vez misterioso símbolo $. Al fin y al cabo, el símbolo $ es lo que según Mr. Jensen mueve al mundo. Es el combustible de ese sistema holístico al cual se refiere y que está conformado por IBM, Exxon, Coca-Cola y tantas otras 'nuevas naciones'.

Los jugadores han perdido esa denominación y se han convertido en meros productos. O ni siquiera eso. Han sido transformados en simples envases; envases portadores de un conjunto de signos reminiscentes de ese nuevo conjunto holístico de naciones: la nación Adidas, el país YPF, el territorio Movistar...

Las actitudes de Grondona, Blatter y demás figuras de las cúpulas dirigenciales locales e internacionales, quienes en teoría debieran ser los que detengan el malicioso funcionamiento del sistema, son, sin embargo, completamente coherentes. No me creo el facilismo de decir: "son los que mandan", pensando que están sentados en el trono del César esperando el momento indicado para subir o bajar el pulgar. No. Ellos no son más que títeres. Títeres dispuestos a ser reemplazados por otros nuevos una vez que su ciclo -biológico- termine. Son herramientas al servicio de esas nuevas -viejas- y verdaderas naciones. Está en su naturaleza serlo. Son sujetos enfermos de poder cuya ambición por el lujo y los privilegios ya no les deja ver los hilos que tienen anexados.

Lo mismo ocurre con los medios de comunicación. ¿Quién pagará horas y horas de transmisión diaria si no se publicita el producto-envase impulsado por estas 'nuevas naciones'? ¿Alguien tiene dudas de esto? Que mire los otros 117 minutos de Network.

Nosotros, por fortuna, todavía tenemos la cordura e inteligencia para poder pensar y entender estas cuestiones antes de que sea demasiado tarde. Y si no, al menos tenemos el cine para ello.

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