viernes, 19 de agosto de 2011

SUSPIRIA (1977): FOTOGRAMAS DE UNA PESADILLA

Artículo originalmente publicado en la revista digital Terrorifilo.com.

“Nunca te sumerj
as en la oscuridad

Si eres una flor de la virginidad

Manos de verdugos

Puedes encontrar

Serás la ofrenda a Satán”

('Si puedes vencer el temor' - V8)

Hay ciertas películas que no pueden ser descriptas, sino que deben ser vistas. Eso ocurre cuando el film está construido de tal forma que uno se siente tan inmerso en la diégesis que plantea que es imposible abstraerse.

Suspiria, film dirigido por Dario Argento en el año 1977, es uno de los grandes exponentes de su vasta filmografía. Filmada en el momento más prolífico de su carrera, Argento demuestra que no sólo es un director de género, sino un autor y un creador de climas.

La premisa es muy simple: Suzy Bannion (Jessica Harper) es una joven bailarina que llega a una escuela europea de ballet en la que varias alumnas han sido víctimas de horrorosos crímenes a manos de un misterioso asesino. Pronto descubrirá una macabra trama y deberá escapar antes de que sea demasiado tarde.

Lo más interesante del film es su construcción. La puesta en escena tiene un cuidado y un preciosismo que poco frecuentes en las producciones italianas de género. Si bien adolece de ciertas falencias en cuanto al guión y las actuaciones –falencias características del cine de género italiano de los ‘70, como el western–, la película nos sumerge en un mundo realmente atractivo.

Los colores saturados, los decorados de estilo gótico-romántico y la magistral música ejecutada por el grupo italiano de rock gótico Goblin –mención aparte para el clásico tema principal de la película, una especie de canción de cuna endiablada– dan a la historia un aspecto onírico ciertamente cautivante.

Ya desde el primer instante la película nos plantea este código de ensoñación: apenas Suzy baja del avión lleno de pasajeros, hay un plano detalle de la puerta corrediza de salida del aeropuerto que se cierra como una guillotina con un terrible estruendo –los sonidos son fundamentales para entender el film. Aún más, una vez Suzy afuera, la lluvia y la niebla se presentan como un personaje más. Los pasajeros se han esfumado. El rito de pasaje de Suzy se ha cumplido y ha ingresado a la pesadilla.

A partir de allí, Suspiria es una sucesión de climas que agobian al espectador. En esta construcción de postales oníricas reside el éxito del film. Sin llegar a ser una obra maestra, logra lo que se propone: generar un cúmulo de sensaciones horrorosas en lo profundo del espectador. ¿Se pueden filmar las pesadillas? Parecería que no, aunque luego de ver Suspiria podemos llegar a afirmar lo contrario.

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