miércoles, 28 de diciembre de 2011

THE MUPPETS (2011): ¡¡¡VIVA GODARD!!!

El día martes 27/12 concurrí a una avant premiere de The Muppets (2011) organizada por la revista de crítica de cine especializada El Amante.

Antes que nada, aclaro que no soy fanático de estos bicharracos de goma espuma ni mucho menos. A decir verdad, aunque no me guste la palabra, soy bastante indiferente en este caso. Por eso, cualquier comentario aquí esbozado sobre esta nueva película de Disney surge desde una visión puramente neutral, desde la opinión de un simple cinéfilo que aprovechó la oportunidad de una avant premiere para ir a entretenerse un rato y a curiosear sobre un mundo desconocido.

Debo decir que a partir de hoy voy a comenzar a prestar mucha más atención a este tipo de propuestas. La nueva película de la pandilla liderada por Kermit, the Frog –o la rana René, para los fanáticos latinoamericanos– realmente se las trae, y demostró que dará pelea en lo que se refiere a las mejores películas estrenadas en las salas locales el año que está a punto de comenzar.

En primer lugar, la película tiene un ritmo frenético. Es increíble cómo en poco más de 90 minutos pueden entrar tantos gags, escenas y personajes alocados. Esto se debe a un excelente guión por parte de Jason Segel –también protagonista– y Nicholas Stoller –director de las interesantes Forgetting Sarah Marshall (2008) y Get Him to the Greek (2010)–, personalidades claves de la Nueva Comedia Americana, según la denominación de los críticos de la revista mencionada más arriba.

Obviamente, si al guión nos referimos, éste no escatima en chistes y gags inocentes y llenos de ironía típicos de una propuesta con estos personajes y dirigida a un público infantil pero también adulto. Sin embargo, lo que abunda –y, en fin, lo que más gratamente me sorprendió– es el sentido de homenaje que hay a lo largo de la película no sólo hacia los Muppets –al fin y al cabo, el guión surgió en forma de tributo por parte de Segel y Stoller para traer de vuelta a estos personajes y que las generaciones más jóvenes puedan conocerlos– sino también al cine y los géneros cinematográficos.

Porque más que el festival de los Muppets, el filme es el festival de la autoconciencia cinematográfica. No quedan clichés genéricos sin ser triturados y burlados, sin ser desmenuzados para darles una vuelta de tuerca.

Hay una escena muy graciosa que grafica esto. La pandilla debe ir a buscar a un personaje muy importante a Francia. El problema es que están en EE.UU. –en Hollywood, más precisamente– y no tienen forma de viajar. Son dos humanos –Segel y una siempre hermosísima Amy Adams– y veinte muñecotes de goma espuma apiñados en un auto. Es ahí cuando uno de los títeres dice que es imposible viajar a Francia porque la película no dispone del presupuesto suficiente (!!!). Aún más, la solución de la escena es tan simple como ingeniosa que uno no puede parar de reírse y sorprenderse por la magnitud de la burla.

En ese momento no lo pensé, pero luego me pregunté si inconscientemente no estaba riéndome finalmente de mí mismo –en tanto espectador– por lo absurdo de tamaño cliché cinematográfico tantas veces utilizado en películas de aventura y espionaje y en el que tantas veces hemos creído como algo completamente natural –además, nótese la genialidad de ir de Hollywood hacia Francia, la meca de la Nouvelle Vague, que tanto se (pre)ocupó de romper los cánones cinematográficos establecidos.

De ahí que The Muppets sea para mí una de las propuestas más ingeniosas de estos años en lo que a desarrollo cinematográfico se refiere. Si bien hay algunos chistes forzados y otros un tanto burdos –como aquel de los zapatos con un uso muy particular–, es placentero observar su factura técnica –la fotografía y el manejo de los títeres son envidiables– y el desparpajo con que se narra una historia simple, clásica. Porque la genialidad de The Muppets está en que se nutre del Hollywood más clásico –en el sentido de la narrativa cinematográfica– para pasarle con un camión por encima e imponer sus propias reglas. Al fin y al cabo, ¿a qué niño le interesan las reglas y los códigos? Esto es juego, señores, y a jugar se ha dicho.

Como comentario conclusivo, me encantó ese cierre con el crecimiento simbólico de Walter, en las alturas, en contraposición con los primeros planos del filme, cuando Walter se lamentaba al ver que su hermano Gary crecía y él no. Creo que esto también resume un poco la simplicidad y prolijidad de la película.

En fin, The Muppets fue una muy grata sorpresa que sin duda tendré muy en cuenta al hacer mi balance anual de los estrenos de aquí a un año.

2 comentarios:

  1. en cualkier momento voy con mi hija y leer las criticas me predisponene mejor aun... salu2

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  2. Es así. Hay que verla en el cine. Es una pena que haya tan pocas copias en inglés, porque la traducción al español latino cambia sustancialmente la película. Se pierden muchísimos chistes y dudo que tenga el mismo impacto de la versión en idioma original. Saludos y muchas gracias por tu comentario!!!

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